domingo, 17 de diciembre de 2017

VIRGINIA WOOLF /

Hotel Chelsea abre sus puertas y cede una habitación propia a  Virginia Woolf.  Sin duda Virginia Woolf tendría su habitación propia en el mítico Hotel Chelsea.
Virginia Woolf en el ensayo “Una habitación propia” (1929), plasmó sus opiniones, reflexiones y sus preguntas acerca de la desvalorada figura de la mujer en el arte y la literatura a principios del siglo XX, analizada desde el incipiente movimiento feminista. Una habitación propia es un imponente alegato feminista. Es un mito del feminismo.

  “Pero, me diréis, le hemos pedido que nos hable de las mujeres y la novela. ¿Qué tiene esto que ver con una habitación propia? Intentaré explicarme. Cuando me pedisteis que hablara de las mujeres y la novela, me senté a orillas de un río y me puse a pensar qué significarían esas palabras...”

 Virginia Woolf afirmaba en su ensayo que una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir novelas.

 Su brillante ensayo contiene algunas de las consideraciones más inteligentes y chispeantes que se han dicho nunca sobre el papel de la mujer en el mundo y justo cuando se está produciendo la mayor revolución social de todos los tiempos: la equiparación de mujeres y hombres ante la ley. Las Sufragistas.

 Por medio de una falsa conferencia una escritora que ofrece ante unas jóvenes estudiantes sobre el tema de “las mujeres y la literatura”, recrea toda una experiencia imaginaria, vívida y humorística, que plantea algunas de las ideas más inteligentes y de apariencia más sencilla sobre el darse cuenta de las mujeres de su lugar en el mundo. Resulta una charla muy irónica y afilada pues tan solo hacía nueve años que se le había concedido el voto a la mujer.
 Woolf indaga en el papel que la mujer ha desempeñado en la historia del arte siempre dominada por hombres; y también analiza el movimiento feminista del que formó parte a principios del siglo XX. Su discurso es una defensa apasionada e implicada de los derechos de la mujer y una particular contribución literaria a la emancipación femenina y esto, claro, levantó opiniones polémicas. Muy de actualidad todavía.   Woolf critica los prejuicios a los que debe hacer frente como novelista, aborda las condiciones en las que han vivido las mujeres a lo largo de los siglos y cómo la discriminación y la pobreza han afectado a su creación artística.
 En carretera perdida somos virginianos y le regalamos una habitación a Virginia Woolf.

  «…Y se produjo la mayor liberación de todas, que es la libertad de pensar en las cosas tal como son» .




  Quizás una mente puramente masculina no pueda crear, pensé, ni tampoco una mente puramente femenina. Pero convenía averiguar qué entendía uno por «hombre con algo de mujer» y por «mujer con algo de hombre» hojeando un par de libros. Desde luego, Coleridge no se refería, cuando dijo que las grandes mentes son andróginas, a que sean mentes que sienten especial simpatía hacia las mujeres; mentes que defienden su causa o se dedican a su interpretación. Quizá la mente andrógina está menos inclinada a esta clase de distinciones que la mente de un solo sexo. Coleridge quiso decir quizá que la mente andrógina es sonora y porosa; que transmite la emoción sin obstáculos; que es creadora por naturaleza, incandescente e indivisa. De hecho, uno vuelve a pensar en la mente de Shakespeare como prototipo de mente andrógina, de mente masculina con elementos femeninos, aunque sería imposible decir qué pensaba Shakespeare de las mujeres. Y si es cierto que el no pensar especialmente o separadamente en la sexualidad es una de las características de la mente plenamente desarrollada, cuesta ahora muchísimo más que antes alcanzar…”



Adjunto el podcast de la sección Hotel Chelse en el programa radiofónico Carretera Perdida. Min 23:00 
https://www.ivoox.com/carretera-perdida-85-el-testimonio-virginia-audios-mp3_rf_22695094_1.html